
FOTO. El Mundo
El uso de las pantallas ofrece indudables beneficios y también determinados riesgos, fruto de una utilización inadecuada. Los efectos negativos se pueden observar cuando las necesidades básicas se ven aplazadas por el uso de las pantallas. El sueño, la alimentación, el aseo, el estudio, la actividad física, el ocio o la simple conversación propia del día a día de nuestros hijos, no deben ser postergado por estar delante de una dispositivo tecnológico (televisión, ordenador, táblet, móvil o videojuegos). Una realidad a la que con frecuencia, somos arrastrados también los adultos.
La Academia Americana de Pediatría promueve hábitos saludables de consumo mediático que deben trabajarse desde edad temprana, para evitar los efectos adversos del uso de las pantallas. Para ello, recomienda que las familias organice el consumo mediático de sus niños, con una planificación por horas. De este modo, se desaconseja la exposición a las pantallas para los menores de 2 años, de 30 minutos a una hora, para los menores de 2 a 5 años, una hora con un adulto para los niños de 7 a 12 años mientras que se recomienda, de una hora a hora y media, para los adolescentes de 12 a 15 años. En el caso de los mayores de 16 años, no se recomienda más de dos horas de consumo diaria mediático.
Para la psicoterapeuta y pedagoga, Lourdes Castro a esta estimación hay que añadirle el sentido común, ya que somos los padres los mejores especialistas en nuestros hijos y por tanto conocedores de hasta donde podemos ser permisivos. En cualquier caso insiste, en no usar móviles una hora antes de dormir, evitar las pantallas durante las comidas y marcar tiempo en familia sin dispositivos, como medidas preventivas para que las tecnologías no supongan un conflicto. De este asunto hemos hablado hoy en la Consulta de Psicología Infantil y Juvenil.
Consulta de Psicología Infantil y Juvenil con Lourdes Castro 11 enero 2021