Este sábado, 4 de septiembre, vuelve a Ubrique uno de los eventos culturales más importantes de la localidad. Tras no haberse podido celebrar el pasado año, el Concurso de Pintura Rápida al Aire Libre ‘Pedro Lobato Hoyos’ cumplirá su décima edición. Sin embargo, Ubrique sumará con este 20 años acogiendo un concurso de pintura rápida ya que para entender lo que significa tenemos que remontarnos al año 2001. Por aquel entonces, Cristóbal Ríos organizaba en su negocio, el Bar Las 4 Esquinas, diversas exposiciones mensuales que gozaban de un éxito enorme tanto en visitas como en ventas. Allí se reunían muchos de los pintores ubriqueños que trataban sin éxito conformar una asociación o colectivo y poner en marcha un concurso de esta categoría. Así que fue el propio Cristóbal, codo con codo con Juan Manuel Román, Paco Solano y Alejandro Pérez los que encabezaron la organización del mismo con la colaboración de estos pintores y los vecinos del Casco Antiguo.

Más de 300 cartas personales, enviadas una a una del puño y letra de cada uno de estos vecinos que, poco a poco vieron cómo la dimensión del concurso cada vez iba a más. La peculiaridad del mismo así como las aglomeraciones que se producían en las estrechas e inigualables calles de la zona, y que provocaban que hubiera que levantar, quitar y poner cuadros para que pudiera pasar la gente, atraía cada vez a más y más pintores y aficionados, hasta superar en alguna ocasión los 140 participantes. Fue entonces cuando se empezó a ser consciente de lo que se había gestado.

Cristóbal Ríos recuerda aquellos años con tanto cariño como el que le ponía a los preparativos. Muchos de los pintores foráneos llegaban a Ubrique en los días previos y eran muy frecuentes las tertulias hasta altas horas de la madrugada. Artistas que, en muchos casos, dormían en la casa del propio Cristóbal. Ese día, quien fue hasta el pasado año gerente del establecimiento, se encargaba de darle el trato que merecía cada participante, cada miembro del jurado y, también, cada uno que se acercaba y decidía comprar una obra.

Apurábamos la primera década de este nuevo milenio y, por tanto, diez ediciones de manera ininterrumpida hasta que un año, motivos laborales provocaron que Cristóbal Ríos no pudiera estar presente en la que hubiera sido la undécima edición del concurso. Una pena, ya que el trabajo estaba realizado, los patrocinadores cerrados y las ganas de todos disparadas. Fue entonces cuando se decidió ofrecer la gestión del mismo al Ayuntamiento. Algo que valoran positivamente ya que era la manera de continuar con algo que funcionaba y porque el Consistorio tendría mayores posibilidades para resolver cuestiones como el aparcamiento que cada vez entrañaba mayores problemas a la organización. Eso sí, se decidió ‘reiniciar’ las cuentas de las ediciones ya celebradas, algo que, de no haber sido así, hubiera dado una mayor envergadura si cabe.

De ahí a la fecha, nueve ediciones más (diecinueve en total si tenemos en cuenta las organizadas por Las 4 Esquinas) sin parón hasta que llegara cierta epidemia que tanto ha dado que hablar y de tanto nos ha privado. Este año se retoma, algo que ha sido celebrado por todos. Son muchos los concursos que, a lo largo y ancho de la geografía española, ya se han puesto en marcha en condiciones de seguridad sin que entrañe peligro alguno. Además, la expectación por lo que supone este evento en el gremio asegura un gran ambiente para este sábado, tal y como nos lo contaba dos pintores: uno ubriqueño, José Luis Mancilla; y otro de San Fernando, Ricardo Galán.

Son muchas las veces que nos hemos referido a aquello de que la pandemia nos está obligando a modificar nuestros hábitos, también en la organización de eventos, haciéndonos ver que había una manera de hacerlo mejor, más bonita o más satisfactoria. Es el caso del desenlace de esta décima edición del concurso, en el que se dispondrán todas las obras en una serie de calles del casco antiguo que conformarán un circuito de una sola dirección. Una alternativa del agrado de prácticamente todos, también de Cristóbal Ríos, que reconoce que en cierto modo nos retrotrae a la esencia del concurso. Y es que uno de los objetivos iniciales era que tanto ubriqueños como visitantes se adentraran en estas calles de cal, piedra y mucho, mucho encanto. Con todo ello coincide Juan Lobato, pintor e hijo del artista que da nombre al concurso, Pedro Lobato Hoyos.

Una pandemia que no ha mermado el volumen de premios que se repartirán mañana en el San Juan de Letrán. El jurado citará a los 18 artistas para dar a conocer y entregar, en orden ascendente, todos los galardones. 18 galardones de 18 patrocinadores diferentes para un total de 11.575 euros en premios, siendo el mayor de 1.500 euros y placa conmemorativa. No es baladí para unos artistas a los que la pandemia les mermado los ingresos y a los que les ha influido también, artísticamente, a la hora de componer.

Igual la pandemia también puede servir como punto de inflexión para mejorar otro prestigioso certamen cultural como es el regional de pintura seca, del que mañana conoceremos el ganador de su quincuagésimo sexta edición, quedando las obras en las próximas fechas disponibles para su visita. Con unos premios de 3.000 y 2.000 euros respectivamente para los dos primeros clasificados, José Luis Mancilla apuesta por incrementar la partida, al menos del segundo, y de cara a su promoción, elaborar un catálogo de calidad.

Un José Luis Mancilla que, de vuelta al concurso de pintura rápida de mañana sábado, considera que, si bien no se depende de él para que el pueblo mantenga la pasión por la pintura, sí que es necesario para colocar de nuevo a Ubrique en el mapa de la pintura a nivel nacional y, además, le reporta una renovación continua con el arte. En la misma línea se muestra Juan Lobato, quien nos hablaba del vínculo tan especial del municipio con la pintura.

José Luis Mancilla recuerda que no es asiduo a este tipo de eventos, al menos de manera activa como participante si bien el de su pueblo sabe que no se lo puede perder. También estará, de una manera u otra, Cristóbal Ríos, que espera que, liberado del cargo laboral, en esta ocasión pueda disfrutar de una manera más relajada y saborear cada instante que nos regala una jornada como esta.

El hecho de llevar el nombre de Pedro Lobato Hoyos provoca que muchos pintores se sientan atraídos y casi moralmente obligados para seguir recordando y honrando su figura. Su hijo reconoce que el de mañana, como cada año que se celebra y participa, no es un día fácil para él y su familia. Un día en el que los recuerdos emanan y los sentimientos brotan a flor de piel. Sin ser un especial amante de la pintura rápida, desde que el concurso lleva este nombre, no se lo pierde. Una jornada –admite-, que refresca muchos dolores que combate con la alegría que le evoca recordar lo amante que era su padre de estas citas y lo que disfrutaba.

La figura de Pedro Lobato dejó tanta huella que hay quien, a día de hoy, no entiende cómo Ubrique sigue sin tener una exposición retrospectiva suya. Hay quien mantiene firmemente la opinión de que la Sala de Exposiciones del antiguo Mercado de Abastos hubo que inaugurarla de esta forma y no son pocos los que se ofrecen a colaborar en una tarea –eso sí-, que no es para nada fácil. Si se quiere estar a la altura del pintor hay que buscar y rebuscar por los lugares más recónditos, particulares que, en su día, adquirieron algunas de sus obras, sin olvidar coleccionistas y galerías importantes. El bautizar el concurso fue un gesto loable y plausible pero para muchos es “lo mínimo” que se debería hacer.

Porque Pedro dejó una huella imborrable en personas como Ricardo Galán quien, como tantos otros, lo conoció hace muchísimos años en uno de tantos certamen de pintura. Desde ahí se hicieron amigos para siempre. Pero amigos “verdaderos”, se atreve a aseverar el propio Ricardo, “de esos que tan pocos hay”. Natural de San Fernando, Galán Urréjola es un pintor que actualmente trabaja con galerías en Madrid, Francia, Holanda y que se atreve a asegurar que Pedro Lobato (o ‘el pintor de la zona’, como le denomina) le recuerda sencillamente lo que significa ser pintor. Como decíamos, Pedro marcó a todo aquel que lo conoció y a buen seguro que podríamos recorrer España de provincia en provincia a través de amigos suyos. Y ese es un legado tan importante como el de su obra. Díganme si no, si hay alguna otra persona que una vez al año (pandemia aparte) reúna a decenas y decenas de personas en el Casco Antiguo recordándole. Y todo ello lo hizo desde la humildad y con la simpleza de aunar sus dos grandes pasiones: la pintura y Ubrique.