Han logrado constatar que en la isla de Córcega hasta los años 60 se celebró una tradición similar, con recolección de leña y gamones y su posterior crujía. Ubrique podría ser el único depositario de la cuenca mediterránea en el que permanece este ritual, unido a la Fiesta de San Juan y posiblemente con miles de años de antigüedad.
El naturalista Manolo Canto y el etnobotánico Jesús Vilches han abierto una nueva línea de investigación en torno a la ‘Crujía de Gamones’, centrada en la planta como gran protagonista y que une más esta tradición ubriqueña a las hogueras de la Fiesta de San Juan. Después de casi dos décadas indagando sobre los usos del gamón y la posible celebración de festejos similares en otros lugares, en los últimos meses encontraban una fiesta muy similar en la isla de Córcega, así como una serie de conexiones en otros puntos. En total, han reunido más de 500 denominaciones y 76 usos del ‘asphodelus’ en toda la cuenca mediterránea, lo que reflejan la importancia y el gran valor simbólico de esta planta desde la antigüedad.
Dentro de la mitología griega, se le vinculaba con los muertos, y precisamente la primera puerta eran unos prados de asphodelus, planta que se utilizaba coronando a Persefone, diosa de la agricultura, cuando se la representaba en imágenes. Esa relación con ritos funerarios y sanación la han podido comprobar también en Cerdeña, donde se utiliza frente al mal de ojo explotándolos en el interior de las viviendas. Volviendo a Grecia, los gamones se suelen utilizar para alimentar las candelas en la Noche de San Juan. Son sólo algunos ejemplos, y la sensación de ambos es que van a encontrar más usos en otros lugares.
Sin embargo, a través de un artículo que llegó a sus manos la similitud más sorprendente la han localizado al sur de la isla de Córcega. En la localidad de Porto Vecchio celebraban hasta los años 60 una crujía de gamones con las mismas características que en Ubrique, incluyendo las recogidas previas de leña y gamones, y la rivalidad entre las distintas barriadas. La gran diferencia es que se asociaba a la Noche de San Juan como ritual de vida y agroganadero, lo que podría indicar que en nuestra localidad también se celebrase a finales de junio, pero que por la maduración cada vez más temprana de la planta se haya ido desplazando hasta las Cruces de Mayo.
De confirmarse esta conexión, Ubrique podría ser la única localidad depositaria de esta tradición en la que aún pervive, con el valor etnológico que esto añadiría a las fiestas. De hecho podría suponer un refuerzo definitivo en el expediente que la Delegación Municipal de Turismo está elaborando para solicitar su declaración como Fiesta de Interés Turístico Nacional. Por este motivo, ya ha habido contactos con el Ayuntamiento de Ubrique, que podría colaborar en un proyecto para seguir profundizando en esta línea de investigación, con la incorporación también de un historiador y un antropólogo a un equipo multidisciplinar de trabajo.
Manolo Canto y Jesús Vilches, naturalista y etnobotánico ubriqueños