En circunstancias normales, metidos ya de lleno en febrero, lo lógico sería que parte de nuestra programación en La Mañana, estuviera centrada en difundir los actos del Carnaval. Aunque no tengamos un calendario oficial de eventos, ni una fecha clara de lo que hubiera sido el Carnaval 2021 en Ubrique, lo que no nos cabe duda es que a estas alturas estaríamos hablándoles de fiestas gastronómicas, de pregones, de presentación de agrupaciones, de pasacalles de disfraces… mientras esperábamos la llegada del Entierro de la Patacabra que nos habría preparado ya Leandro Cabello. Pero todo esto sería en circunstancias normales y no en pandemia. Las calles de Ubrique se quedan este año sin fiesta carnavalera. Como es lógico y sensato, no puede ser de otra manera.
Sin embargo, el sentido común, no nos impide que recordemos con añoranza carnavales pasados y tiempos donde las aglomeraciones para escuchar las coplas y comer tortilla, bocadillos de jamón, chicharrones, papas aliñás morcilla o chorizo, sin mascarilla, no era un riesgo. Hoy nos hemos querido acercar hasta aquellos lugares donde se daban cita agrupaciones, aficionados y público en general, para disfrutar de la fiesta, al tiempo que conocemos como afrontan los colectivos vecinales su día a día con las limitaciones de la pandemia.
En nuestro recorrido, hemos contado con Irineo León presidente del Algarrobal, Antonio Romero, portavoz de Antonio Vega, José Miguel Lamela presidente de la barriada Andalucía y Antonia Rivera, presidenta de Ubrique Alto Uno.
Los cuatro representantes vecinales coinciden en lo mismo. Lo que se echa de menos en estos días, es la convivencia entre vecinos, la afluencia de visitantes que llegan a los barrios, escuchar a las agrupaciones y en definitiva el ambiente carnavalero que demostraba el compromiso de los colectivos por la permanencia de nuestra cultura y tradición. Los recursos económicos que se obtenían de estas celebraciones, no suponen un impedimento, de hecho el pasado año la mayoría de estos eventos fueron solidarios, a beneficio de la familia Gómez Oñate.
La Tortillá 2020 consiguió recaudar 2.000 euros que se entregaron a este fin social el pasado verano, cuando lo permitió la pandemia. Desde la Tortillá, el barrio no ha contado con actividad ninguna, los intentos de retomar los cursos e iniciativas del barrio tras el confinamiento, se tuvieron que cancelar, por lo que la sede permanece cerrada. Sólo se abre como centro logístico cuando lo requieren desde la Universidad de Málaga, que están elaborando un estudio del agua con un punto de recogida en el nacimiento del Algarrobal. Para Irineo León lo peor de todo es que “se deja sin ambiente carnavalero al barrio, ya que las cuentas están bien y no supone una merma en nuestra economía”.
Lo mismo ocurre en Antonio Vega, “como no tenemos gastos, tampoco echas en falta los ingresos de la Jamoná”. La sede de este barrio también permanece cerrada y está siendo remodelada. El contacto de socios y directivos es por whatsapp, “pero el trabajo se sigue haciendo”, atendiendo las demandas que plantean los vecinos y resolviendo las necesidades del barrio. Así nos lo trasladaba Antonio Romero, que ha agradecido la ayuda prestada por José Luis López Fernández a los colectivos vecinales.
En estos días, la nostalgia aprieta entre carnavaleros como José Miguel Lamela. Hace un año estaba a las puertas de pregonar el Carnaval y metido de lleno en la Chicharroná como presidente de la Barriada Andalucía. Ahora se emociona al recordad esos días. La fiesta gastronómica del segundo fin de semana de carnaval, no es lo único que se ha tenido que dejar en suspenso, “estamos parados, no se puede hacer nada”. La sede permanece cerrada y los gastos se afrontan con las cuotas de los socios. Los fondos son escasos, ya que el año pasado los ingresos de la Chicharroná se destinaron a un fin social, una línea que se pretende mantener en el futuro.
A la Plaza 28 de febrero, no llegará este año el chorizo al vino. La presidenta de Ubrique Alto Uno Antonia Rivera, rememoraba estar sirviendo filetes con un paraguas, “la gente no se movía”. La lluvia no pudo con la Chorizá 2020. Esos momentos tan pedrestres son los que ahora se echan en falta. Los días previos de preparación de la actividad, la elaboración del producto y la incansable jornada de la fiesta gastronómica, con el recompensado esfuerzo de todos los voluntarios vecinales que trabajaban ese día. Desde entonces la sede social permanece cerrada, pero no el movimiento vecinal del Carril, “se sigue trabajando a menor escala, no vemos a los socios, pero seguimos manteniendo la asociación viva”. Aunque la Chorizá les deja sin recursos, la ayuda de José Luis López Fernández y las rifas realizadas en navidad les ha permitido mantenerse.
Irineo León presidente del Algarrobal, Antonio Romero, portavoz de Antonio Vega, José Miguel Lamela presidente de la barriada Andalucía y Antonia Rivera, presidenta de Ubrique Alto Uno.