La Cruz del Tajo y en su ascenso, el nacimiento de Ubrique Alto y la Cueva de Tío Pepito han sido los lugares, todos ellos emblemáticos de nuestra localidad, que hemos recorrido hoy de la mano de Camenae y “Conoce nuestro entorno”. Con Pepa Gómez hemos conocidos que dicen nuestras leyendas sobre el origen de la Cruz, que está situada encima de este cortado sobre el núcleo urbano de Ubrique. Además nos ha explicado qué sucede cuando “revienta Ubrique Alto”(la semana pasada la vez más reciente) o porqué la Cueva del Tío Pepito recibe esta denominación.
Según la tradición oral, la Cruz data del siglo XVIII, cuando un religioso capuchino la situó en este lugar, para proteger a la localidad de los desprendimientos a causa de las lluvias. La protección se completaba con otras dos cruces más, situadas estas, en el Benalfil y la Viñuela. Un triángulo que recogía el entorno urbano de la época y que según cuentan provocaría el desprendimiento de la Sierra si se quitan. Leyendas a parte, el ascenso hasta la Cruz del Tajo, resulta complicado, no apto para todas las condiciones física, ya que en los últimos 50 metros de tramo hay que hacer una mini escalada. El itinerario que nos llevará hasta la Cruz del Tajo tienen una dificultad alta por los agreste del terreno, subiremos una cota máxima de 516 metros y podremos disfrutar de unas vistas impresionantes de Ubrique y su entorno.
Partimos desde la Oficina de Turismo y nos dirigimos por el Casco Antiguo hasta el Mirador de Ubrique Alto. Desde allí, accedemos por una cancela hasta la Era Grande en busca del arroyo del Nacimiento. El Nacimiento de Ubrique Alto, es un manantial estacional que tienen agua sólo si las precipitaciones son abundantes, al igual que las que hemos tenido durante las últimas semanas. Cuando esto ocurre el agua brota desde la piedra y discurre en dirección al pueblo, en algunas ocasiones fluyendo como un torrente por las calles del Casco Antiguo.
También en nuestro camino, bordeando el tajo, llegamos a una pequeña falla, donde nos toparemos con la conocida como Cueva de Tío Pepito. Una gruta de gateo que según cuentan las leyendas, recorrería de manera subterránea un trayecto que nos llevaría a la Plaza de la Verdura. El nombre del lugar, tiene que ver con los intentos de la persona que le dio su nombre a finales del siglo XIX, de acceder al interior de la cueva, desde donde tuvo que ser rescatado. Aquí hallamos otro afloramiento de aguas, se trata de “Las Lagrimitas de la Cueva del Tío Pepito”. Tal y como nos explicaba Pepa Gómez, la cueva tienen un manantial de agua con un caudal muy pequeño, pero que se mantienen durante todo el año. El agua surge dentro de la roca, formando una pileta natural que los más mayores protegen ocultándola con una gran piedra para evitar su contaminación.
Más detalles sobre la Ruta en el programa de hoy, “Descubre nuestro entorno” con Pepa Gómez