Los colectivos de salud han sido uno de los grandes perjudicados de la pandemia. Este es el caso de la Asociación de Fibromialgia y Enfermedades Reumatológicas, Asfibrom de Ubrique, que desde marzo mantiene sus servicios cancelados y su sede cerrada, afectando a las propias usuarias que cada día se beneficiaban de las actividades organizadas por el colectivo. Hoy hemos hablado con su presidenta Pepa Gago, quien ha confiado en poder recuperar la actividad presencial en el mes de octubre, con las medidas sanitarias adecuadas.
En la sede de la Asociación (en el edificio de usos múltiples de la Piscina Cubierta) se trabajaba diariamente como una comunidad terapeútica efectiva, una comunidad en la que se escucha y comparten experiencia. Entre los servicios que prestan, el yoga, pilates, o los talleres de costura para ejercitar la psicomotricidad fina, junto con la atención psicológica. Iniciativas que tenían un carácter semanal.
El coronavirus también ha acabado con las pocas recursos de los que dispone el colectivo para obtener fondos. Quedándose a las puertas de conmemorar el Día Mundial de la Fibromialgia que se celebra cada 12 de mayo, Asfibron no ha podido dar salida a los productos de elaboración propia que se ponen durante esta efeméride a la venta con fin recaudatorio.
La Asociación de Fibromialgia de Ubrique, nació en 2012, a día de hoy cuenta con unas 28 socias y antes de la pandemia era uno de los colectivos de salud más visibles del municipio.
Pepi Gago, presidenta de la Asociación de Fibromialgia de Ubrique.