Para hablar de turismo en una época como la que atravesamos desde hace ya casi 17 meses podemos recurrir a un término de agricultura. El barbecho es esa técnica por la cual la tierra de cultivo se deja sin sembrar durante uno o varios ciclos vegetativos. Ello no quiere decir que, tanto a nivel público como privado, en Ubrique se haya dejado de trabajar. Este ciclo, que esperemos no volvamos a vivir, ha dejado en sequía el flujo turístico y, por tanto, también el económico.
Tanto Camenae como el propio Ayuntamiento han aprovechado este tiempo en el que el turismo ha sufrido una recesión, con la movilidad limitada por las restricciones derivadas de la pandemia. Lo han hecho con una puesta a punto y con un acelerón al trabajo administrativo, cuestión importante que siempre queda eclipsada con la urgencia del día a día. Se trataba (partiendo ahora de un símil deportivo) de colocarse en la línea de salida en las mejores condiciones posibles para cuando se dé el pistoletazo.
El Ayuntamiento de Ubrique ha dado su propio pistoletazo con la presentación de la nueva página web. Un portal –defienden-, para sumergirse en él con los cinco sentidos. Porque Ubrique se ve, se oye, se huele, se palpa, se saborea, pero sobre todo se disfruta. 72 páginas internas que nos hablan desde qué visitar, hasta qué hacer, pasando por dónde dormir e incluso planificar nuestro viaje. Un debe que tenía pendiente Ubrique y que ya ha quedado plasmado después de tanto tiempo, pero también tanto trabajo. Con ello se ha culminado un trabajo de modernización que ha afectado sobre todo al modo en que el visitante va a percibir toda la información (señalética, códigos QR, etc.).
La manera en la que se va a vender y se vende Ubrique no va a distar mucho de cómo se ha hecho hasta entonces en el sentido que ya están localizados los puntos de interés que ofrece la localidad y que giran fundamentalmente en torno a la industria marroquinera y a su patrimonio cultural e histórico en un entorno natural incomparable. Camenae trabaja con el objetivo de poner en valor todos estos activos con los que contamos pero de una manera original, divertida y con animación para divertirse a la vez que se aprende.
El Consistorio contribuye así también a explotar el potencial turístico que se atesora para acabar con la desestacionalización del turismo. El concejal de Turismo, José Antonio Orellana, quiere aprovechar la posición estratégica del municipio, epicentro de la selva interior que se vende en eventos internacionales como FITUR.
Rosa Badía ha explicado que el perfil medio del turista que nos visitaba antes de la pandemia era aquel que viene en grupos: excursiones y viajes que llegan en autobús. El coronavirus ha cambiado la manera de viajar y ahora lo que llegan, principalmente, son parejas. Además de llegar a todo tipo de edades, también buscan satisfacer todas las demandas, también las de aquellos que vienen a Ubrique con la intención de visitar fábricas y tiendas de marroquinería. En cuanto al programa de verano, las actividades han sido planteadas teniendo en cuenta todo esto, gozando de una gran aceptación, aunque sin alardes. Son los propios ubriqueños los que más participan en ellas por lo que una de las tareas pendientes es la difusión de cara al exterior.
‘Conoce Ubrique’, ‘Leyendas Romanas de Ocuri’, ‘Kayak’, ‘Cuenta Cuentos’ y las ‘Visitas guiadas y teatralizadas al San Antonio’ conforman el paquete de propuestas del Ayuntamiento de Ubrique para este verano 2021 y van en la línea de lo comentado anteriormente. Se trata de actividades que ya funcionaron bien en anteriores ocasiones con la inclusión de una de las últimas y más ambiciosas apuestas de la delegación de Turismo, que es mostrar la Ermita del San Antonio y su joya de la corona: el reloj.
Un reloj el cual estudió minuciosamente Rocío Pulido, quien se decantó por el mecanismo de este artilugio por tratarse de una maquinaria de engranaje antiquísima de la que existían planos, si bien posteriormente descubrió que sólo había planos de la fachada. En un primer momento, su planteamiento era pasar la maquinaria a programas de ingeniería para poderla digitalizar y conseguir una representación gráfica del movimiento de todo el reloj. Algo que se salía de los planes y plazos de los que disponía para la entrega del proyecto.
La ubriqueña es optimista con respecto a conseguir esto de cara al futuro ya que estuvo estudiando algunos días piezas individuales del reloj y conserva los apuntes acerca de los movimientos y enlaces de los engranajes. De conseguirlo, abarataría y facilitaría cualquier posible reparación.
Una de las cosas que más llama la atención del reloj es su funcionamiento impecable 135 años después, cuando aún no existía eso de la obsolescencia programada y la mentalidad era otra, la de que los aparatos tuvieran la mayor y mejor vida posible. De hecho, las épocas de abandono, durante la Guerra Civil y una parte de la República, en las que el reloj no ha funcionado, han sido precisamente en las que ha sufrido un mayor deterioro en algunas de sus piezas. Pero el reloj del San Antonio aún esconde más curiosidades que sorprendieron a la propia Rocío Pulido una vez descubrió que la fisionomía de la fachada de la ermita viene motivada por este artilugio. O dicho de otra manera: una de las imágenes más emblemáticas del municipio, si no la que más, viene dada por su alma.
El conocimiento de nuestra Historia, nuestras raíces, el saber de dónde venimos para comprender lo que somos es algo fundamental. Tanto como transmitirlo a las generaciones posteriores para que así seamos conscientes, valoremos y disfrutemos a la vez que cuidamos nuestro rico patrimonio arquitectónico pero también paisajístico, natural. Pero también para saber adónde vamos.
Por todo eso y porque, además, el ubriqueño no es sino el mejor embajador de su tierra. Y lo hace en tres vertientes: apostando por negocios de calidad, con un alto grado de participación en todas las iniciativas que se impulsan y la promoción del pueblo a través de redes sociales. Es por ello por lo que al delegado municipal no le quedan sino palabras de agradecimiento a los técnicos por su trabajo ‘invisible’, al tejido asociativo tan rico con el que cuenta la localidad y al ubriqueño en general que hace gala de su pueblo más allá de sus fronteras.
El futuro le pertenece a Ubrique. O le debe pertenecer. Son muchos los factores que influyen y, como en otros tantos aspectos de la vida, algunos son incontrolables. Claro que en la ecuación debemos tener en cuenta el factor suerte. Pero debemos tratar que se le reste el máximo valor posible en detrimento de otros como el trabajo o la unión. El remar todos juntos en la misma dirección. Ideas hay –dicen desde Camenae-, y los retos son amplios y variados; las bases están sentadas y el ubriqueño nunca ha dejado de tener los brazos abiertos.