El Aula Específica de Educación Especial de Secundaria del IES Maestro Francisco Fatou cumple 25 años, un espacio que nació para dar continuidad al alumnado de su homóloga en Primaria en el CEIP Víctor de la Serna y que ha acabado no sólo cumpliendo los principios de integración escolar, flexibilización y personalización de la enseñanza, normalizando la convivencia educativa con el alumnado de diversidad funcional, sino que ha llegado más allá, consiguiendo que la integración inclusiva en la sociedad ubriqueña sea una realidad. 

De los 180 alumnos y alumnas que cursan estudios en el IES Maestro Francisco Fatou en el presente curso, cinco corresponden al Aula Específica de Educación Especial. Una oferta educativa que este centro añadió en el año 1998, en el arranque de un curso en el que, bajo la dirección de Miguel Ángel Gálvez, el colegio se convertía en instituto. Así lo recuerda María del Mar Gutiérrez López, la docente que la puso en marcha por aquel entonces. Por este espacio pasarían más tarde María Jiménez Torres, Juan Suárez y Encarni Lobato. Con ellos hemos conversado hoy en La Mañana de Radio Ubrique poniendo de relieve lo que supuso la implantación de este recurso educativo en la localidad.

Desde hace doce años ejerce como tutora del aula del Fatou, Encarni Lobato quien junto a una monitora, atiende a alumnos con diversidad funcional con afectación motora, sensorial o intelectual, que requieren adaptaciones curriculares significativas. “La atención es específica y personalizada y para nuestro centro son uno más”, de este modo participan de la vida del centro y acuden a clases de matemáticas, física y química o cualquier otra materia.

Se imparte una Formación Básica de carácter obligatorio, que puede extenderse hasta los 21 años cuando a juicio del equipo educativo esta medida, permite la consecución de los objetivos previstos en la adaptación curricular individualizada. Como en todos los espacios de trabajo la incorporación de las nuevas tecnologías han permitido cambiar las metodologías de trabajo a pasos agigantados, se ha pasado de las manualidades y la creatividad docente para preparar el material al uso de las pantallas como soporte educativo.

“Están rodeados de niños que corresponden a su edad”, así se alcanza la integración”

La del IES Maestro Francisco Fatou es la única unidad de Educación Especial de Secundaria de toda la Sierra, en ella están escolarizados alumnos de localidades vecinas. Hasta su creación, tan sólo se contaban con el centro público de Educación Especial “Pueblos Blancos” de Villamartín, hasta donde no todas las familias querían trasladarse. Además para los profesionales de Pedagogía Terapeútica el concepto es distinto.

En el Aula Específica se comparten espacios con el alumnado de su misma edad “están rodeados de niños que corresponden a su edad”, así se alcanza la integración.  Y esta fue tal, que el problema asegura María Jiménez, es cuando cumplen los 21 años y ya no pueden estar escolarizados. “Los teníamos muy a gusto integrados, y cuando ya no había más opción en Ubrique fue muy duro para nuestros alumnos” que ya no quería ir a otro lugar, “porque ellos estaban bien con el resto de su edad”.

“Ubrique es un pueblo con una tendencia a ayudar y a la integración”

Una integración completa que se traslada a la sociedad ubriqueña. Para María Jiménez “Ubrique es un pueblo con una tendencia a ayudar y a la integración”, así lo demuestra por ejemplo la creación de entidades y colectivos como El Curtido, Vamos Juntos o más recientemente la Fundación López Mariscal. Se ha conseguido normalizar la realidad de las personas con diversidad funcional, “están muy integrados en el pueblo, el aula de especial tanto de primaria como secundaria son las que están integrando en la sociedad, mostrándonos que son ciudadanos de nuestro pueblo”.

“Se ha normalizado”, asegura Suárez, “y esto es sobre todo gracias a las aulas”, en particular la de Secundaria que interviene en las difíciles etapas de la adolescencia, cuando más se necesita de la socialización, “dando visibilidad al alumnado y formando al resto” en esta realidad. Esto es la integración. También lo considera de este modo, la tutora del aula Encarni Lobato “sirve de canalización, lo que pasa en el ámbito educativo se traslada al ámbito social, que es lo importante y es uno de nuestro objetivos, que el alumno salga del centro y pueda tener una vida lo más plena posible”.

“Ellos nos devuelven mucho más”

Si al docente se le presupone vocación, al de educación especial se le añade grandes dosis de empatía, sensibilidad y paciencia. En esto coinciden los cuatro profesionales de pedagogía terapeútica, “la gente de educación especial es una gente muy generosa”, pero la recompensa, es siempre mayor, “por poquito que le des a tus alumnos, ellos te devuelven el 200 por cien”, sentenciaba Lobato “ellos nos devuelven mucho más”.

María del Mar Gutiérrez López, María Jiménez Torres, Juan Suárez y Encarni Lobato.