Los últimos hallazgos, que abren un amplio horizonte de hipótesis sobre los orígenes de la Crujía, han confirmado ya cientos de denominaciones y usos del gamón desde la Antigüedad, y la celebración de tradiciones muy similares a la de Ubrique en distintos puntos de la cuenca mediterránea.

Ante la imposibilidad de celebrar de forma presencial las Cruces de Mayo por segundo año consecutivo a causa de la pandemia, el Ayuntamiento está impulsando un programa de actividades telemáticas al que se ha sumado Radio Ubrique, con la celebración de una mesa coloquio centrada en la nueva línea de investigación abierta en torno a las raíces de la Crujía de Gamones. Para ello, hemos contado con la participación del delegado municipal de Turismo y Fomento Creativo, José Antonio Orellana, junto al naturalista Manuel Canto y al etnobotánico Jesús Vilches que iniciaron el proyecto, y al historiador Fernando Sígler, que se ha incorporado en los últimos meses. Todos ellos han destacado el apasionante reto que afrontan, cuyos hallazgos pueden contribuir a consolidar el expediente para la declaración como Fiesta de Interés Turístico Nacional.

Hasta ahora había sido tarea imposible encontrar pistas acreditadas sobre el origen de estas fiestas. A nivel local, no existe documentación previa al año 1.810 en el Archivo Municipal de Ubrique, e incluso a partir de ese año tampoco se conservan referencias escritas a la Crujía, ya que se celebraba de forma popular, sin la organización de actividades ni acuerdos institucionales por parte del Ayuntamiento como sí ocurría por ejemplo con la festividad de San Sebastián. Fuera de nuestra localidad tampoco se conocía hasta ahora un festejo similar que pudiese ayudar a explicar sus raíces. Por eso, se atribuía a la acción de los ganaderos para espantar a las bestias, la simulación de la pólvora en la guerra frente a los franceses, o incluso un origen alimenticio, hipótesis que los tres investigadores coinciden en señalar que no tienen ningún soporte documental.

La gran novedad en los últimos meses llega con los hallazgos de Manuel Canto y Jesús Vilches, que desde hace ya más de dos décadas venían buscando festejos similares en otros lugares. Durante este tiempo han logrado reunir más de 500 denominaciones y 76 usos del ‘asphodelus’ en toda la cuenca mediterránea, como reflejo de la importancia y el gran valor simbólico de esta planta desde la Antigüedad, sobre todo muy asociada a la muerte. El descubrimiento más sorprendente les llega a través de un artículo sobre la población de Porto Vecchio, al sur de la isla de Córcega, donde celebraban hasta los años 60 una fiesta con las mismas características que en Ubrique, incluyendo las recogidas previas de leña y gamones, la rivalidad entre las distintas barriadas, y la correspondiente crujía al anochecer, si bien en este caso asociada a la Noche de San Juan, como ritual de vida y agroganadero.

En estos momentos siguen investigando en esta línea, ya que podría demostrar que Ubrique es la única localidad depositaria de esta tradición en la que aún pervive, con el valor etnológico que esto añadiría a las fiestas. Además del análisis en el ámbito etnobotánico, han contactado con habitantes de Córcega a través de las redes sociales, y también Fernando Sígler con distintas instituciones, como la Biblioteca y el Archivo Municipal de Porto Vecchio, que les han enviado hasta 119 cabeceras de periódicos digitalizados por si hubiese referencias. Además, están en comunicación con una asociación de estudios antropológicos sobre tradiciones populares y con el Museo de Córcega a la espera de resultados.

La madeja se extiende hasta Cerdeña, donde han constatado que utilizan el gamón frente al mal de ojo explotándolos en el interior de las viviendas, o Grecia, país en el que se suelen utilizar para alimentar las candelas en la Noche de San Juan. Los últimos hallazgos apuntan a tradiciones en las que se utiliza para pedir la lluvia como en Turquía o con uso medicinal en Rumanía, y asociadas a la muerte en la mitología griega o por los pueblos bereberes. Esta mapa se adentra también en España, con prácticas muy parecidas en zonas como Doñana o Zamora, que evidencian un contexto cultural más amplio.

José Antonio Orellana ha confirmado que desde el Ayuntamiento van a seguir respaldando estas investigaciones que, en su opinión, pueden contribuir incluso a internacionalizar la Crujía de Gamones de Ubrique, y desde luego a impulsar el expediente en el que se sigue trabajando para su declaración como Fiesta de Interés Turístico Nacional. Por lo pronto, ante la imposibilidad de celebrarlas de forma presencial por segundo año consecutivo, a lo largo de esta semana se está desarrollando una programación telemática para su promoción y difusión. Así, se ha organizado un concurso en Instagram con el sorteo de 20 camisetas con el diseño de una ilustración del ubriqueño Zarva Barroso, se ha presentado el perfil propio de «Crujía de Gamones Ubrique» en Facebook, se han rescatado audios de coplas de columpios,  y hoy celebrábamos en Radio Ubrique esta mesa coloquio.

Además, recordó que no se ha autorizado ninguna candela para estos días, por razones de sobra conocidas ante la incidencia de la COVID-19, y que siguen sin estar permitidas las reuniones de más de 6 personas. Todos los participantes hoy en la mesa coloquio coincidieron en pronosticar que, tras este parón de dos años, si las condiciones lo permiten en 2022 la fiesta volverá incluso con más fuerza, puesto que es una tradición popular con seguramente miles de años de historia, según apunta esta nueva línea de investigación.

Mesa coloquio ‘Crujía de Gamones’21’: José Antonio Orellana, Manolo Canto, Jesús Vilches y Fernando Sígler