El I Taller radiofónico de Primeros Auxilios que coordina el doctor Antonio Rodríguez Carrión, dentro del espacio de la Escuela de Salud, se ha centrado en tres temas básicos como son los traumatismos, los golpes de calor y las quemaduras, frente a los que hemos conocido cómo debemos actuar.
En relación a contusiones, pueden clasificarse según el daño observado en la piel, y habrá que prestar especial atención cuando se trate de niños o ancianos. Para comprobar su gravedad, algunos signos de alarma serán la palidez intensa, mareos, tendencia al sueño, pérdida de conocimiento, dificultad para respirar, alteraciones en la visión, vómitos, hormiguillas o parálisis en algún miembro,y hemorragia por algún orificio natural.
Como norma general, en contusiones pequeñas basta aplicar frío sobre la zona lesionada (hielo durante unos 10-15 minutos), elevar el miembro lesionado y reposo de la zona afectada. El hielo no debe estar en contacto directo con la piel, sino que se echa en una bolsa de plástico y ésta se envuelve en un paño húmedo. El frío provoca contracción de los vasos sanguíneos, lo cual evita el edema y disminuye el dolor. En golpes fuertes hay que sospechar lesiones internas (fisuras o fracturas de huesos, rotura de órganos…), por lo que hay que acudir a Urgencias.
El golpe de calor o insolación es un trastorno que se caracteriza porque el organismo no puede controlar su temperatura y ésta aumenta rápidamente por encima de los 39´5 ºC en 10 o 15 minutos. Es un cuadro muy grave pues puede ocasionar discapacidad permanente o incluso la muerte si no se trata con rapidez.
En estos casos, no se produce sudor, por lo que la piel está seca, caliente y enrojecida, aunque puede haber quemaduras en caso de exposición directa al sol. Otros signos son el pulso rápido, dolor de cabeza, mareos, náuseas, calambres musculares, delirios, convulsiones, pérdida de conciencia y coma.
Ante un golpe de calor hay que llamar al Servicio de Emergencias (teléfono 112), y mientras llegan,
debemos acostar a la víctima en lugar fresco y valorar el estado de conciencia y la respiración, realizando reanimación cardiopulmonar si fuese necesario, bajarle la temperatura (con aire frío, o ducha o mojando sus ropas: la ropa mojada hace que el cuerpo desprenda calor 240 veces más rápidamente que si tiene ropa seca).
Por su parte, en el caso de quemaduras, habrá que actuar en función a su gravedad. En quemaduras de primer grado (superficial y solo presenta enrojecimiento y dolor) deberá mantenerse en agua fría o bajo el grifo durante 15 minutos si lo permite. Si la quemadura tiene gran extensión (por ej. quemaduras solares de la playa o piscina), tomar abundante líquido, y si aparecen síntomas como dolor de cabeza, vómitos o mareos, acudir al Servicio de Urgencias.
En quemaduras de segundo grado (además del dolor y enrojecimiento, la zona lesionada presenta ampollas) no romper las ampollas pues la quemadura se transformaría en una herida con posibilidad de infección, aplicar un antiséptico líquido (Cristalmina®) sobre las ampollas y cubrir con una gasa estéril. Si hay ampollas rotas, se recorta con cuidado la piel quemada con material estéril; seguidamente, se trata como una herida (comprobar la vacunación contra el tétanos). Además, se debe acudir al Servicio de Urgencias si las ampollas afectan a niños o ancianos, se localizan en cara, mamas, manos, pies o zonas de pliegues (cuello, articulaciones, genitales), o tienen una extensión mayor de una palma de la mano.
Por último, las quemaduras de tercer grado (la zona lesionada está muerta -necrosis-, con coloración blanquecina) se deben cubrir con gasa o paño limpio humedecido con agua o suero, y acudir al Servicio de Urgencias.
Escuela de Salud, 29 noviembre 2017