El I Taller radiofónico de Primeros Auxilios que coordina el doctor Antonio Rodríguez Carrión en La Escuela de Salud, nos ha enseñado hoy a actuar ante situaciones en la que encontremos heridas leves o graves, hemorragias y ante una convulsión.
Antes de tratar una herida hay que lavarse muy bien las manos, si se dispone de ellos, utilizar guantes estériles. Para limpiar las heridas leves utilizamos suero estéril o agua a chorro para arrastrar la mayor suciedad posible. La limpieza debe realizarse con gasas estéril y no con algodón, para no dejar hilillos pegados a la herida. Debemos quitar solamente los cuerpos extraños que sean visibles y se pueden sacar fácilmente (tierra, arena). Si existen algún objeto clavado o profundo no intentar extraerlo y acudir al médico o enfermero. Si no sangra basta aplicar un antiséptico transparente (Cristalmina®) y dejar secar al aire. Mantener vigilancia sobre la misma y si presenta color rojo, hinchazón, dolor intenso, o se observa pus, consultar con el médico o enfermero.
Ante una herida grave lo más importante es controlar la hemorragia y trasladar urgentemente al accidentado a un centro sanitario. Se coloca al herido en posición de shock y se hace presión fuerte con la mano sobre la herida. Si pasados 15 minutos de compresión directa con la mano la hemorragia no cede: comprimir fuertemente con la mano la arteria más cercana, entre la herida y el corazón. Si existe herida perforante en el pecho la mejor postura de traslado en semisentado, para que pueda respirar mejor, si es el vientre se cubre con gasas estériles y se traslada con las piernas flexionadas, en ambos casos no hay que dar nada por la boca. La colocación de un torniquete es algo excepcional, pues suprime la circulación sanguínea y puede provocar la muerte de la zona sin sangre, lo que obliga a la amputación. El torniquete se coloca en el brazo o en muslo, pues es donde las arterias se comprimen mejor.
En el caso de sospecha de hemorragia interna (traumatismo reciente en tórax o abdomen, piel pálida, fría y sudorosa, respiración rápida, la víctima habla de forma incoherente, mareo o pérdida de conciencia), llamar a Emergencias (teléfono 112), prevenir el shock: acostar al herido en posición lateral de seguridad, bien abrigado y no darle nada por boca.
En el programa de hoy también hemos conocido como actuar ante una convulsión. Si la convulsión dura menos de 3 minutos (que es lo más frecuente) y el paciente se recupera totalmente, (aunque puede estar unos minutos aturdido y sin recordar lo que ha pasado), hay que evitar que la persona se lesione al caer contra el suelo, además debemos colocar detrás de la cabeza un objeto blando, aflojar la ropa que apriete el cuello y pueda dificultar la llegada de sangre a la cabeza o aquello que dificulte la respiración, colocarla en posición lateral de seguridad para evitar que se atragante con la caída de la lengua o con vómitos.
Importante también es que no hacer, no introducirle nada en la boca con la finalidad de que no se muerda la lengua, ya que se ha comprobado que esta maniobra no tiene utilidad. En el caso de la convulsión febril de los niños, se refresca con agua tibia, no con agua fría y nunca con alcohol.
Si se trata de la primera vez que ocurre, si le ha pasado antes pero de diferente manera o si el cuadro convulsivo dura más de 10 minutos o la pérdida de conocimiento dura más de 30 minutos, hay que acudir al médico, también si se está embarazada, tiene vómitos continuados, dolor de cabeza, trastornos de la visión o aparece después de un golpe en la cabeza reciente.
Asimismo, toda persona epiléptica debe llevar colgada una chapa que lo indique y las medidas a adoptar en caso de crisis convulsiva.
Escuela de Salud 22 de noviembre