Este fin de semana se clausura en el Centro de Interpretación de la Historia la exposición fotográfica ‘Sucesión’, una muestra que se adentra en el continente africano para recoger el sentir de sus gentes. Hoy en nuestro espacio ‘El Personaje’ hemos querido aprovechar esta cita para conocer más en profundidad el trabajo de su autor, Manuel Vílches, un fotógrafo autodidacta que comenzó su andadura a raíz de un viaje en 1990, y que desde entonces no ha parado de recorrer el mundo para tratar de captar a distintas culturas del mundo, su realidad.
Quizás por esto mismo el objetivo de su cámara cada vez menos se ha fijado en paisajes o edificios, para dar más protagonismo a los rostros de sus habitantes. La fotografía dejaba de ser un fin en sí misma para convertirse en un medio, una herramienta para ayudar. Nacía entonces la asociación solidaria Dubabu, una pequeña gran ONG que brota del seno de la familia Vilches Fernández, y que desde nuestra localidad viene impulsando distintos proyectos por el desarrollo de África.
Junto a Manuel Vílches hemos recorrido sus vivencias en esos viajes, que ya imaginaba desde su niñez como amante al cine. Aunque nació en Estepona hace 57 años, desde los diez ha vivido en vivido en nuestra población, por lo que reconoce sentirse ubriqueño y ciudadano del mundo.
Herrero de profesión, Manuel es un fotógrafo autodidacta al que marcaron sendos viajes a Yemen y Siria en 1990. Previamente había podido conocer la historia y la monumentalidad de Egipto y Jordania, pero después de Yemen y Siria asumió junto a su familia que debían devolver a través de su fotografía toda la riqueza personal que el continente africano les estaba regalando. Fue el punto de inflexión que desencadenó el nacimiento de la asociación solidaria ‘Dubabu’, que en su lengua significa “blanco”.
Tras los retratos de mujeres yemenitas, llegó en Níger la convivencia durante días con la etnia de los Peul-Bororo o los tuareg del desierto, en Mali la etnia de los Bozo y el país Dogón, y en Tumbuctú la visita biblioteca Kati. Todo ello reflejado a través de distintas exposiciones, en viajes realizados aprovechando sus períodos de vacaciones.
En 2008 viajan a Burkina Faso, que ocupará un lugar muy importante en el corazón de toda la familia, que parece compartir un especial gen solidario. “Nos enamoró la gente de Burkina, acogedora y muy culta”, explica Vílches, que a partir de entonces regresaría en distintos viajes hasta conocer la aldea de Bantogodo, donde han concentrado gran parte de sus proyectos.
Durante el encuentro con Manuel Vilches hemos podido escuchar las voces de los niños burkineses cantando a Dubabu, la música de Matías, un joven invidente amante de la música al que han apoyado desde la compra de una guitarra hasta financiar su estudios, o incluso logramos sorprenderle con la participación vía telefónica de Timbi, representante de la asociación en Burkina, quien ha destacado los grandes lazos que unen a sus familias, y la importancia de la ayuda de Dubabu hasta lograr cambiar la vida de los habitantes de su aldea.
Manuel Vilches no se olvida de su compañera, Maribel Fernández, a quien destaca como el corazón y la sensibilidad de Dubabu, y por supuesto tampoco de su hijo, Lolo, que en estos días precisamente visita Burkina Faso después de haber pasado por Níger donde ha revisado sobre el terreno un proyecto solidario como integrante de la ONG Oxfam Intermon. La familia Vilches Fenández es una demostración de que todos podemos aportar nuestro granito de arena en la ayuda a los demás y que, como subraya Manuel, “sólo hay que decidir dónde y cómo ayudas”.
La Asociación Dubabu es una ONG sin ánimo de lucro por el desarrollo de África que viene impulsando numerosos proyectos solidarios desde su creación en el seno de la propia familia de Manuel Vílches, con la ayuda de sus socios, la recaudación por la venta de distintos productos de su tienda, y sobre todo a través de la fotografía. Además de la venta de imágenes y de calendarios, también organizan rutas fotográficas solidarias en el continente africano, fuera de los itinerarios turísticos tradicionales, en las que además de un curso de fotografía se busca la convivencia con otras culturas y el conocimiento de sus costumbres.
Entre los principales proyectos desarrollados hasta el momento destaca la construcción de una escuela de secundaria en Bantogodo, a través de la colaboración con la Universidad de Sevilla, que en la actualidad cuenta con 8 aulas y la matriculación de unos 400 niños cada curso. Además de apoyar a personas concretas en sus necesidades formativas y médicas, entregan material escolar y sanitario, apadrinan un total de 9 escuelas, e impulsan infraestructuras esenciales como la creación de un pozo de agua.
Manuel Vílches, fotógrafo y presidente de la Asociación Dubabu