A lo largo de esta temporada, “El Personaje” de cada viernes en La Mañana, ha estado protagonizado principalmente por los paisanos que residen por el mundo. Pero este programa pretende también conocer la vida de aquellos ubriqueños anónimos, que gracias a su labor silenciosa han conseguido calar en la sociedad de nuestro municipio. Bajo este perfil hemos encontrado a nuestro Personaje de hoy.
Ana María Agüera Morales, una ubriqueña de 94 años, que nació en 1922, siendo testigo de los principales acontecimientos históricos del siglo pasado, por ello su historia es también la del pueblo de Ubrique.
El nombre de Ana María Agüera, está irremediablemente vinculado en la conciencia ubriqueña al Voluntariado de Cáritas, desde antes incluso de que se creará la institución. Una voluntaria vocacional, que desde jovencita ha trabajado para paliar las necesidades ajenas. Comenzó su labor a través de la Sociedad de San Vicente de Paúl, una organización caritativa católica laica dirigida por voluntarios, introducida en España en 1839.
Sus 30 años de experiencia como maquinista en la antigua fábrica de López Medinilla, le permitió desarrollar un trabajo con el que estaba contenta, pero era su labor en Cáritas lo que le resultaba más gratificante, su auténtica vocación. De ello, valora sobre todo el contacto con los demás, “la gente enseña”, nos decía, “Cáritas engancha, porque es más gratificante dar que recibir”. Hasta el punto de que lo que más le pesa de los años, es no poder permanecer activa en Cáritas, sobre todo ahora con la puesta en marcha del Economato.
María Carmen López, una amiga que la conoce y la admira ha colaborado en esta ocasión con nosotros y nos ha ofrecido el perfil de está incansable luchadora por la caridad. Estas son sus palabras:
“¿Quién cuida… escucha… da… enseña… espera…? nos canta Luis Guitarra… Esas ¡son tan necesarias esas personas para seguir caminado, para hacer un mundo creíble, para poder visualizar el Evangelio…. Pero durante nuestra vida, vamos encontrándonos con muchas personas…
Yo, me permito clasificarlas en tres tipos: Las que ven pasar la vida ante sus ojos y a veces se acercan, tocan la realidad porque hay algo en ella que les afecta, que les duele y necesitan arrimar el hombro, por sus intereses ¡claro!… Hay otras que se envolvieron en una extraña sustancia que las impermeabiliza y nada les toca, ni les afecta y están frente a la vida como espectadores… Y un grupo reducido, pero muy necesario, de esas personas que llevan sus ojos conectados a su corazón por un invisible hilo que nada más ver lo que sucede a su alrededor, pone en marcha su corazón, y el sentir que ahí se provoca remueve todo su ser hasta llega a sus manos y ofrecerlas, o a sus pies y ponerse en camino y así convertirse en “promesa cumplida de Dios con el mundo” y proyecto de fraternidad con los otros.
Otra canción nos dice: “toda una vida”…. Y así, ha sido en Ana María, toda una vida, una larga, difícil y cambiante vida, ya que sin entender mucho se encontró con una guerra civil, los estragos que en su familia en ella efectuaron, pasar de puntillas, en silencio, por ese tiempo que después quedó… reencontrarse con una cierta libertad que trajo la transición, hasta situarse en este tiempo confuso en el que nos movemos… desde su visión de obrera, de maquinista, aun siendo soltera viviéndose en una numerosa familia colmada de afectividad. Una vida que no podemos decir que ha vivido, no, la ha reinventado, la ha revivido siempre desde una persona íntegra, al servicio de quienes menos tenían… siempre desde su ser creyente.
La Biblia nos habla de mujeres como Rut y Noemí, humanas, sencillas, entrañables, fieles, solidarias, generosas, que en todo momento confiaron en la providencia divina… ¿No es acaso un reflejo de lo que Ana María ha sido enseñándonos a través de una vida entregada a sus parroquias y en especial a Cáritas?… En los momentos de dificultad, quienes estábamos junto a ella, siempre un lema en su boca y una confianza en su corazón con: “¡Dios no abandona lo que cría!… ¡Dios proveerá!…
Has sido un eslabón más en la misericordia de Dios con el mundo, elegías Cáritas, aún cuando ni así se llamaba… y fuisteis enseñándonos a sentir, a hacer y desde hace unos años pasó a la “reserva activa”, a ser buena consejera, animadora de del equipo que hoy quiere seguir haciendo de Cáritas una apuesta por los más desfavorecidos.
De tu boca escuché muchas veces la palabra JUSTICIA… e incluso denunciar, ante ayuntamiento, entidades, personas y ante la misma Iglesia… cuando la justicia se convertía en un acto injusto.
Y acabar con este trozo de Pablo a los Romanos (5,3) creo que es la mejor descripción que podemos hacer del proceso que Ana María ha hecho de su vida: “Sabiendo que la tribulación produce paciencia; la paciencia, virtud probada; la virtud probada, esperanza; y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones”
El Personaje con Ana María Agüera Morales 25 de noviembre 2016